En la guantera del auto tengo un cd con los valses de strauss y me puse a pensar por qué, entonces nuevamente detengo mi tiempo presente para trasladarme al pasado y se me vino a la memoria un momento muy especial de mi niñez.
La historia acontece en el cerro Alegre, en la casa número 504 en Valparaíso. Vivía con mis papás y hermanos en una casa vieja muy antigua de varandas café (http://www.galeriaescalante.cl/). Una casa de techos altos, un pasillo largo, ventanas alargadas, piso de madera vieja de esas que crujen, poca luz natural y atrás un pequeño patio de cemento.
Mi mamá era modista y en las noches se sentaba a coser distintas piezas de ropa. Mis hermanos y yo nos acostabamos todos en una misma cama al lado de su máquina de coser “Singer”. Sintonizaba la radio Fundación, emisora que transmitía música clásica, en un mueble de radio de esos antiguos, de esos que quedan pocos. Así, entre el Lago de los Cisnes y los Valses de Strauss, escuchabamos la voz profunda del locutor de radio que repetía “Somos radio Fundación”... “eres un fundadito”.
Mientras la mamá cosía silvando afinadamente al ritmo de la melodía, yo y mis hermanos jugabamos; el Edu se transformaba en el director de la orquesta, tomaba una batuta igual que los grandes directores y por unos minutos comenzaba a llevar la música seria, concentrado, hasta que de repente, terminado el transe, nos pegaba en la cabeza con la batuta al ritmo de la musica, claro que a mi y a mi hermana no nos gustaba entonces lo perseguiamos por toda la casa para devolverle el golpe, ja,ja,ja!...qué momento!!! Ni la música clásica nos tranquilizaba.
En cambio hoy escucho los Valses de Strauss cuando voy manejando mi auto en la congestionada cuidad de Santiago, entre micros y autos estresados, bocinas estridentes y peatones acelerados...en fin, así es la vida...
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