martes, agosto 29, 2006

La centrífuga, es tiempo de volver...

Cuando vives la vida como en una centrífuga y dejas de preguntarte si eres buen amigo, o si has sido bueno o no; y solo participas del movimiento que la centrifuga determina. Te secas, te arrugas porque ella estruja tus pensamientos y emociones convirtiéndote en un ser que vive de recuerdos y exclamando – “cuando tenga tiempo voy a ...” o - “si puedo mañana voy a...”.

En algunas ocasiones eres eyectado a toda velocidad chocando frontalmente con tu vida, con la poca, húmeda y palpitante vida que tienes y te das cuenta que los que viven en la centrifuga te olvidan y te conviertes solo en un recuerdo que con el tiempo se desvanece. Con el tiempo dejo de existir para la centrifuga, me borró...soy libre.

Se acabó mi tiempo, tengo que volver a la Centrífuga, ella manda.

Adios.


lunes, agosto 28, 2006

Valses de Strauss


En la guantera del auto tengo un cd con los valses de strauss y me puse a pensar por qué, entonces nuevamente detengo mi tiempo presente para trasladarme al pasado y se me vino a la memoria un momento muy especial de mi niñez.

La historia acontece en el cerro Alegre, en la casa número 504 en Valparaíso. Vivía con mis papás y hermanos en una casa vieja muy antigua de varandas café (
http://www.galeriaescalante.cl/). Una casa de techos altos, un pasillo largo, ventanas alargadas, piso de madera vieja de esas que crujen, poca luz natural y atrás un pequeño patio de cemento.

Mi mamá era modista y en las noches se sentaba a coser distintas piezas de ropa. Mis hermanos y yo nos acostabamos todos en una misma cama al lado de su máquina de coser “Singer”. Sintonizaba la radio Fundación, emisora que transmitía música clásica, en un mueble de radio de esos antiguos, de esos que quedan pocos. Así, entre el Lago de los Cisnes y los Valses de Strauss, escuchabamos la voz profunda del locutor de radio que repetía “Somos radio Fundación”... “eres un fundadito”.

Mientras la mamá cosía silvando afinadamente al ritmo de la melodía, yo y mis hermanos jugabamos; el Edu se transformaba en el director de la orquesta, tomaba una batuta igual que los grandes directores y por unos minutos comenzaba a llevar la música seria, concentrado, hasta que de repente, terminado el transe, nos pegaba en la cabeza con la batuta al ritmo de la musica, claro que a mi y a mi hermana no nos gustaba entonces lo perseguiamos por toda la casa para devolverle el golpe, ja,ja,ja!...qué momento!!! Ni la música clásica nos tranquilizaba.

En cambio hoy escucho los Valses de Strauss cuando voy manejando mi auto en la congestionada cuidad de Santiago, entre micros y autos estresados, bocinas estridentes y peatones acelerados...en fin, así es la vida...

lunes, agosto 21, 2006

Una foto antigua


Reviso nuevamente las fotos antiguas y encontré una donde estoy con mis hermanos Eduardo y Lorena. ...nuevamente tengo miles de preguntas sin respuestas...

La primera que se me viene a la cabeza es quién nos tomó la foto...no lo sé.

Tampoco sé el año de la foto pero por los escalones que están a nuestras espaldas estabamos en el cerro Las Cañas en Valparaíso por el año1971, si es así, Eduardo, el Edu tendría unos 5 años, Lorena, la Lore 3 y yo 4 años. Viviamos con mis papás en la casa de mis abuelos Matilde y Arturo, también vivia mi tía Judith hermana de mi mamá.

No sé por qué no puedo dejar de mencionar que frente a nosotros había un papayo donde colgaban una jaula con un gorrión que silvaba cada vez que mi tata Arturo o mi mamá le silvaban.

También recuerdo que para llegar a esta casa subiamos muchos escalones de cemento los que terminaban en una casa donde vivía una abuela con su hijo que ya tenía sus años y muchos gatos gordos y grandes, en la noche apenas se divisaban sus siluetas pero sus ojos eran enormes y brillaban con la luz, me asustaban.

El Edu era muy inquieto y travieso, yo también lo era, en cambio la Lore era tranquila y muy apegada a la mamá.

Jugabamos y peliabamos mucho, cuando jugabamos a vender la Lore era la cliente, cuando jugabamos al doctor la Lore era el paciente, cuando jugabamos a los astronautas la Lore era el marciano y si jugabamos a los vaqueros ella era la villana... jajaja!...no le quedaba elección era la menor.

El travieso Edu se le ocurría jugar a la peluquería, él era el peluquero y mi hermana y yo eramos las clientas, claro está que el juego era con tijeras de verdad y nos cortaba el pelo de verdad, siempre terminabamos con chasquilla corta y disparejas...mi hermano y sus ocurrencias.

A mi me gustaba jugar en la calle en un cerro típico de Valparaíso, en una de las lomitas me tiraba sentada en un cartón, era entretenido, la mayoría de las veces terminaba sentada sobre el suelo sin el cartón con mis calzones llenos de tierra y rotos ...hasta que un día había una piedra que sobresalía y mientras bajaba a toda velocidad, según mi imaginación infantil, topé una piedra con uno de mis pies y me fui de bruces quedando de guata sobre el suelo, me rompí las rodillas, me sangraban. No lloré pero me ardía mucho, mi rodilla tenía tierra revuelta con sangre, me fui a la casa a pesar que sabía que me iban a curar con agua oxigenada y metapío...Puchas! que me dolía...

Hoy, treinta años despúes revisando esta foto en blanco y negro que en sí ya es muy antigua, es muy especial porque me traslada a una época donde era muy feliz y a la vez me llama la atención porque en los rostros de los niños de la fotografía, en la sonrisa del Edu y la mia y, la mirada temerosa de la Lore me encuentro con los rasgos de mis hijas y de mis sobrinos, estamos en ellos.

También veo como el tiempo a pasado y esos niños de la foto de miradas inocentes que creian en el viejo pascuero siguieron su camino y hoy, ya canosos, vivimos separados por las distancias geográficas pero unidos por los recuerdos de nuestra niñez y adolecencia, buenos y malos recuerdos, recuerdos.

Como hijos somos la prolongación de nuestros padres y los únicos que sin saberlo, sin darnos cuenta, en nuestros gestos, formas físicas y formas de actuar, cada uno de mis hermanos y yo llevamos un pedacito de nuestra mamá que en paz descansa y los que heredamos a nuestros hijos, somos recuerdo vivo.

domingo, agosto 20, 2006

Unos pocos Recuerdos


Reviso algunas fotos viejas para recordar viejos tiempos, sin embargo, son pocas las imágenes que puedo recuperar de mi memoria. ¿por qué?. Solo tengo manojo pequeño de fotos viejas en blanco y negro que congeló parte de mi niñez, nada más.

La primera foto es una foto familiar, recuerdo cuando fuimos al centro fotográfico. Con mis hermanos corriamos por las veredas del plan de Valparaíso, de todo inventabamos juegos. No sé en que año fue, tampoco sé a que hora pero solo por supuestos pienso que fue una tarde de Septiembre.

Los vestidos de mi hermana y el mio los confeccionó mi mamá, lo sé porque nos probaba la ropa antes de terminarla y a mi no me gustaba porque tenía que estar quieta.

En mi mano sostengo una hoja de árbol, cierro los ojos, y si, tomé esa hoja del suelo y quería que saliera en la foto por eso hice como que me rascaba el brazo...y allí está...cosas de niños.

Reviso la foto una y otra vez y me pregunto sobre mi mamá ¿en qué estaría pensando? ¿era feliz? ¿qué le gustaba? ¿estaría enferma?...no tengo respuesta.

Recuerdos, recuerdos...

No recuerdo su voz, su olor, su sonrisa ni su cara pero si recuerdo sus manos de dedos largos, su altura y un pañuelo azul que usaba en su cabeza. También, sus silbidos melódicos mientras usaba su máquina de coser.

Vuelvo a cerrar los ojos, siento que era muy feliz, muy protegida.